Lo que estamos presenciando es el derrumbe de un sistema político, partidario y electoral… maleado y maleante, deformado y deformante, que no puede sostenerse a futuro… que resulta demasiado oneroso y disfuncional para la nación, las fuerzas productivas vitales y millones de ciudadanos, desconocidos, aplastados, marginados … que aprovecha principalmente a los que creen que RD es una finca con pasaporte de unos pocos dueños.
Lamentablemente, el proyecto de un partido histórico concebido para completar “la obra que Duarte comenzó”, aunque con logros innegables en muchos aspectos, se descompuso y mutó en un proyecto autocrático, de un partido hegemónico, de un partido estado, en condiciones de gobernar hasta el 2044…derivado-paradojas de la historia-, de la teoría misma del partido y de las concepciones sobre supuestos “procesos históricos inexorables”.
Empezó su agrietamiento hace tiempo: ahora solo presenciamos su derrumbe acelerado, que no debería sorprender a nadie. Además, el inevitable ciclo político histórico que empezó en el 1994/96, concluye con estas elecciones y periodo. El reto crucial para la clase política y el liderazgo nacional, en especial, para el Presidente Abinader que es el Jefe de Estado , es saber si iremos hacia un nuevo ciclo con ruptura e ingobernabilidad, o en relativo orden y paz, con libertades, democracia, y prosperidad.
El entorno global, continental e insular, nos dice que tendremos vientos de frondas, y riesgos de grandes caídas, injerencias e intervenciones…pero estando amenazada la existencia de la nación dominicana por la crisis descomunal del vecino haitiano, atizada por el manejo perverso de la comunidad internacional, lo que procede es que el pueblo dominicano se unifique y luche por sus derechos inalienables. Es hora de Nación, no de partidos…
Título del sitio 